54 - ALAN BRADLEY - La muerte no es un juego de niños

Sinopsis: Inglaterra, 1950. Flavia de Luce tiene once años y tres pasiones: los venenos, molestar a sus hermanas mayores y resolver misterios.

Hace un tiempo ayudó a la policía con un asesinato, pero desde entonces su único consuelo son los experimentos que realiza en su laboratorio, ubicado en un ala deshabitada de la mansión en la que vive con su excéntrica familia. Así pues, cuando aparece una furgoneta anunciando un espectáculo de títeres, Flavia es la primera en meter la nariz en el asunto.

El día de la función, aunque el lleno total hace prever un gran éxito, un trágico accidente lo enturbia todo. Aunque… ¿Seguro que se trata de un accidente? Sin perder un segundo, Flavia se monta en Gladys, su fiel bicicleta, y pedalea a la caza de las pistas que le permitan resolver este nuevo enigma. ¿Podrá una niña enfrentarse sola a los peligros que le acechan en el camino hacia la verdad?

En "La muerte no es un juego de niños", Alan Bradley, uno de los genios de la narrativa detectivesca, vuelve a sumergirnos en una ingeniosa y apasionante historia de misterio de la mano de la investigadora más singular, sarcástica e inolvidable del panorama narrativo actual.

«Los comentarios frívolos nunca me han gustado demasiado, sobre todo cuando los hacen otros y, más concretamente, me importan un pimiento cuando proceden de un adulto. La experiencia me dice que los chistes en boca de alguien lo suficientemente mayor como para actuar con madurez, a menudo no son más que un disfraz para algo bastante peor.»

Opinión: Al principio prometía mucho, no sé si me hice ilusiones al pensar que las deducciones de una niña de 11 años iban a ser parecidas a las del genio de las novelas policíacas, pero Holmes está a años-luz de esta protagonista, y su creador a muchos más años-luz de Conan Doyle.

Se me ha hecho un poco pesada por la lentitud de los sucesos, muy pausada, muy de pasar el tiempo, casi parecía otro tipo de novela, más costumbrista, más de una época de finales del siglo XIX.

La resolución del caso tampoco es un prodigio de descubrimientos y asombros.

Me ha dejado un poco indiferente, y lo que parecía que iba a ser una nueva saga a seguir se me ha quedado en agua de borrajas, pese a las maravillosas críticas de diferentes periódicos.

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