Sinopsis: Las noches de Reikiavik ocultan más miserias de las que se ven a simple vista. En una vivienda céntrica de la capital islandesa han encontrado el cadáver de un hombre joven en medio de un enorme charco de sangre. A pesar de lo espectacular de la escena del crimen, no parece haber signos de violencia en el apartamento. Tan solo hay dos cosas fuera de lugar: un chal de mujer en la cama y unas pastillas propiedad del fallecido. La policía tiene muy claro que tras esos indicios puede ocultarse algo bastante más perturbador que un asesinato.
Opinión: Me habían hablado muy bien de este autor, pero he tardado bastante en empezar alguna de sus novelas.
Muy del estilo de las novelas negras nórdicas.
Se deja leer con facilidad y lo mejor que tiene es que vas siguiendo la trama al mismo tiempo que la detective protagonista.
Está bien escrito, con sencillez.
Se me ha hecho un poco pesado que en las conversaciones e interrogatorios repita constantemente quién es el que dice las frases. Tampoco me ha gustado demasiado todas las explicaciones sobre cocina que da, por mucho que le guste la comida hindú.
El famoso inspector Erlendur Sveinsson aparece como referencia, pero no se le ve el pelo, aunque al final deja incógnitas sobre él.
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