Sinopsis: «Treinta y un años en el cuerpo, y en todos estos años he visto mucha más locura de la cuota que me corresponde, pero si antes de morir se me permitiera elegir tan solo una cosa que pudiera borrar de mi mente… sin duda, elegiría borrar lo que he visto allí dentro».
Eso es lo que un teniente del Departamento de Policía de Los Ángeles les dice a Hunter y a García, detectives de la Unidad de Crímenes Ultraviolentos, al llegar a una de las escenas del crimen más horrorosas en las que hayan jamás estado.
En un giro de los acontecimientos completamente inesperado, los detectives se encuentran uniéndose al FBI para localizar a un asesino en serie cuyo coto de caza parece no tener fronteras; un psicópata que ama lo que hace, porque para él asesinar es mucho más que simplemente matar: es una forma de arte.
Opinión: Aunque es el último libro de la serie, la verdad es que no he echado de menos los anteriores, pero me ha gustado mucho y creo que me leeré algunos de los previos.
Buen narrador, sin florituras, como a mi me gusta.
El personaje del detective Robert Hunter es especial, pero no tanto como otros que he leído. Su diferencia con otros es que puede ir desarrollando líneas de investigación sin poseer poderes que no tenga el resto del mundo.
Bien, entretenido. Para pasar un rato agradable.