
Su cadáver ha sido hallado con un extraño disparo en la cabeza, y el rey Enrique VIII está firmemente determinado a desenmascarar a los culpables de este crimen brutal que pone en entredicho su hospitalidad y sus buenas relaciones con los Médici.
Pero todo se tuerce desde el principio: el cirujano que debía colaborar con Shallot aparece muerto, antes incluso de llegar a Londres, y toda su misión estará marcada por acontecimientos sospechosos.
No parece un caso excepcional en la carrera de Shallot, repleta de casos insólitos, pero su resolución puede dar un giro trascendental a la historia de Inglaterra... y a la de Europa.
Opinión: Se me ha hecho corto, aunque la verdad no es una de esas novelas que te leas en dos días a ver qué pasa.
Las cosas discurren con parsimonia, pero se desarrollan, que no es poco.
El detective, entre comillas, Shallot, más que detective es acompañante y más que indagar lo que hace es razonar lo que se encuentra a su paso, pero no resulta demasiado interesante como novela policiaca, como histórica y policiaca, al mismo tiempo, no está mal.
Entretiene.
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